EL SEÑOR SIGUE LLAMANDO A SERVIRLE EN LOS MÁS HUMILDES Y PEQUEÑOS

Con agradecimiento al Señor y gran alegría comunicamos a todos nuestros feligreses que Gonzalo Álvarez Palomino, colaborador en la catequesis y en la animación del grupo de jóvenes, el día 11 de agosto, fiesta de Santa Clara de Asís, ha iniciado el Noviciado en nuestra casa de noviciado, en la Casa de Acogida San Francisco de Asís, de La Palma de Gandía.

Nuestro carisma como Orden Franciscana de Penitencia es la vuelta constante y continua al Evangelio, vivido en el amor a los más desfavorecidos desde la propia vida de fraternidad. Por eso la Casa de Acogida San Francisco de Asís es nuestra Casa de Noviciado. Quien desee seguir al Señor en este camino franciscano, tiene en esa fraternidad la oportunidad de vivir diariamente el amor a Jesús en los excluidos, en los más pobres.

¡Felicidades, Gonzalo, por sentirte llamado a seguir a Jesús en este camino franciscano TOR! Cuenta con las oraciones de todos los feligreses de la parroquia pidiendo al Señor te ilumine y fortalezca en este camino al que te ha llamado.

Momento en el que Gonzalo recibe la imposición de su hábito de Novicio de la TOR

Rito de admisión al Noviciado de Gonzalo

 

La Casa de acogida San Francisco de Asís es una de las Obras de Misericordia que la Provincia Española de los Franciscanos de la Tercera Orden Regular de Penitencia, Provincia de la Inmaculada Concepción, atiende en La Palma de Gandía. En ella se acoge a personas, varones, que viven en situación de total exclusión y marginación, para atenderles, hospedarles, ayudarles en todas sus necesidades de salud y físicas, para que puedan vivir con dignidad. Se sostiene la Casa de Acogida con la ayuda de la Providencia Divina. Se atiende sólo a aquellos que no tienen realmente nada, y que no pueden ser atendidos en otros recursos… por lo que no se tiene ningún convenio con instituciones que, a cambio, pudieran exigir que se acogieran a personas que pueden ser atendidas en otros recursos, ya que ocuparían plazas que están destinadas a los que no tienen nada ni pueden ser atendidos en instituciones oficiales. La Providencia Divina se encarga de mover los corazones de muchos y muchas, que se convierten en voluntarios o en benefactores.