Hola! Ciertamente, por lo que veo de España (prensa, medidas, y hasta bromas tuiteras idénticas) parece una réplica de Italia con retraso de un par de semanas. Lo primero os pido tomar precauciones de modo contundente: exageración en el contenido (en los hábitos y renuncias) pero no en en la forma (sin pánicos, con sobriedad y seriedad). Lo que podáis ir haciendo, es tiempo que ahorráis si se tiene que implementar más adelante.
Aquí en Italia no puedes salir de casa hasta el 3 de abril. Tienes que acreditar en un documento del Estado a qué vas (comprar, casos urgentes, de trabajo o familia). Hay pérdidas económicas, sin duda, pero toca valorar frente a la salud.

Por otra parte: «Todo sucede para el bien de los que aman al Señor»(Rm8). Está siendo una Cuaresma extraña, pero también de agradecer. En menos de una semana 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬 «𝐩𝐫𝐨𝐲𝐞𝐜𝐭𝐨𝐬», muchos de ellos nobles y cristianos, 𝐬𝐞 𝐡𝐚𝐧 𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨: sin clase, sin ver amigos, sin grupo de fe, sin la misa que me gusta, después ya sin ninguna misa aquí en Roma, y en muchos de nosotros sin familia y solos en casa por un mes.
Sin embargo, no se cómo, también da ganas de dar gracias a Dios por ser liberado de uno mismo, de las propias seguridades (por cristianas que puedas imaginarlas). 𝗧𝗲 𝗰𝘂𝗲𝘀𝘁𝗶𝗼𝗻𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝗾𝘂é 𝗵𝗮𝗰𝗲𝘀 𝘁𝗼𝗱𝗼 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗻𝗼 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲𝘀: por qué voy a la uni, por qué quedo con mis amigos, por qué voy a misa… Merece la pena invertir este tiempo aislado en meditar sobre ello

Prepararémonos para volver a la realidad: habiendo ganado la conciencia del 𝐝𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐦𝐞𝐧𝐬𝐨 que tenemos. El día que vuelva a entrar en una iglesia o a tomarme un café con un amigo será doblemente potente. Mientras tanto, ánimo con la Cuaresma (mañana hay día de abstinencia) para tocar más de cerca el sufrimiento real, sabiendo que Cristo va delante en ese sufrimiento.