En estos días de Pascua podemos bendecir o renovar la bendición de nuestro hogar.
Bastará un poco de agua bendita (que nos pueden bendecir nuestros sacerdotes) y un cirio (si es posible, encendido con nuestra velita de la Vigilia Pascual).
Con el cirio encendido:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Evangelio de San Mateo 7, 24-27
“Así, todo el que escucha mis palabras y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero ésta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó, y su ruina fue grande.”
Podemos presentar nuestras peticiones o invitar a los presentes a hacerlo: por Iglesia, por la paz, por los fallecidos de la familia, intenciones particulares, etc.
Tras la oración, rociamos con el agua bendita.
ORACIÓN
Señor: Hoy que celebramos Tu Resurrección
nos disponemos a rociar nuestro hogar
con el agua bendecida en la Pascua,
como señal que nos invita a purificar
sobre todo nuestro corazón,
lavarlo de rencores, egoísmos e infidelidad.
Concede a nuestra familia
mantenerse siempre unida
sabiendo acoger y comunicar
el verdadero amor y la verdadera vida
que sólo Tú nos puedes dar. Amén.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria