Intención de oración de MARZO 2024: POR LOS NUEVOS MÁRTIRES TESTIGOS DE CRISTO

«Oremos para que quienes en diversas partes del mundo arriesgan su vida por el Evangelio contagien a la Iglesia su valentía y su impulso misionero.»

 

(Nota: puede tardar algún día en estar disponible el vídeo del mes)

Reflexión sobre la intención de este mes

HOMILÍA EN MEMORIA DE LOS “NUEVOS MÁRTIRES” DE LOS SIGLOS XX Y XXI
Francisco
22 de abril de 2017
[…]
El recuerdo de estos testigos heroicos antiguos y recientes nos confirma en la conciencia de que la Iglesia es
Iglesia si es Iglesia de mártires. Y los mártires son aquellos que, como nos ha recordado el Libro del Apocalipsis,
«esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y la han blanqueado con la sangre
del Cordero» (7, 14). Estos han tenido la gracia de confesar a Jesús hasta el final, hasta la muerte. Ellos sufren,
ellos dan la vida, y nosotros recibimos la bendición de Dios por su testimonio. Y hay también muchos mártires
escondidos, esos hombres y esas mujeres fieles a la fuerza mansa del amor, a la voz del Espíritu Santo, que
en la vida de cada día buscan ayudar a los hermanos y amar a Dios sin reservas. Si miramos bien, la causa de
cada persecución es el odio: el odio del príncipe de este mundo hacia los que han sido salvados y redimidos
por Jesús con su muerte y con su resurrección. En el pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Juan 15,
12-19) Jesús usa una palabra fuerte y que asusta: la palabra “odio”. Él, que es el maestro del amor, al cual le
gustaba tanto hablar de amor, habla de odio. Pero Él quería siempre llamar a las cosas por su nombre. Y nos
dice: «¡No os asustéis! El mundo os odiará; pero sabed que antes que a vosotros me ha odiado a mí».
Jesús nos ha elegido y nos ha rescatado, por un don gratuito de su amor. Con su muerte y resurrección nos ha
rescatado del poder del mundo, del poder del diablo, del poder del príncipe de este mundo. Y el origen del odio es este: ya que nosotros somos salvados por Jesús, y el príncipe del mundo esto no lo quiere, él nos odia y
suscita la persecución, que desde los tiempos de Jesús y de la Iglesia naciente continúa hasta nuestros días.
¡Cuántas comunidades cristianas hoy son objeto de persecución! ¿Por qué? A causa del odio del espíritu del
mundo.
Cuántas veces, en momentos difíciles de la historia, se ha escuchado decir: “Hoy la patria necesita héroes”. El
mártir puede ser pensado como un héroe, pero lo fundamental del mártir es que ha sido un “salvado”: es la
gracia de Dios, no la valentía, lo que nos hace mártires. Hoy, de la misma manera se nos puede preguntar:
“¿Qué necesita la Iglesia hoy?”. Mártires, testigos, es decir santos de todos los días. Porque la Iglesia la llevan
adelante los santos. Los santos: sin ellos, la Iglesia no puede ir adelante. La Iglesia necesita santos de todos
los días, los de la vida ordinaria, llevada adelante con coherencia; pero también aquellos que tienen el valor de
aceptar la gracia de ser testigos hasta el final, hasta la muerte. Todos aquellos son la sangre viva de la Iglesia.
Son los testigos que llevan adelante la Iglesia; aquellos que demuestran que Jesús ha resucitado, que Jesús
está vivo, y lo demuestran con la coherencia de vida y con la fuerza del Espíritu Santo que han recibido como
don.
[…]
La herencia viva de los mártires nos dona hoy a nosotros paz y unidad. Estos nos enseñan que,
con la fuerza del amor, con la mansedumbre, se puede luchar contra la prepotencia, la violencia, la guerra y se
puede realizar con paciencia la paz. Y entonces podemos rezar así: Oh Señor, haznos dignos testigos del
Evangelio y de tu amor; infunde tu misericordia sobre la humanidad; renueva tu Iglesia, protege a los cristianos
perseguidos, concede pronto la paz al mundo entero. A ti, Señor, la gloria y a nosotros, Señor, la vergüenza (cf.
Daniel 9, 7)

El Papa Francisco confía cada mes a su Red Mundial de Oración, intenciones de oración que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia. Su intención de oración mensual es una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos», es una brújula para una misión de compasión por el mundo. Propone un camino para movilizarnos cada mes, por la oración y la acción, por un mundo más humano, fraterno y solidario. Estas intenciones de oración son fruto de un largo proceso de discernimiento en la Iglesia, en diversos países del mundo, y con propuestas provenientes de varios dicasterios, congregaciones y servicios de la Santa Sede. Al final de este proceso de varios meses, el Papa, con las propuestas recibidas toma un tiempo para orar y discernir los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. Confía entonces sus 12 intenciones de oración a todos los fieles. Son orientaciones para nuestra vida y misión.